Un día desperté y me sentí enferma
enfermó también Lluvia, quien dormía plácidamente a mi lado
yo vivía sola, ella estaba de visita
y teníamos la instrucción de no salir:
"hay que detener la cadena de contagios
estamos en pandemia, virus aquí y allá"
tenía un hambre y una desolación
un miedo de morir, de que ella muriera
estábamos bien, oxigenando arriba de 90
pero estábamos solas
"ah, un caldito de papas con la receta de mi 'amá" pensé
pero no podía salir
tenía papas, tenía cebolla, tenía tomates,
chiles verdes en el refri
pero no tenía queso
pero no podía salir
"hay que detener la cadena de contagios"
me recosté en la cama pensativa, ideaba alguna otra receta
pero nada tan afín se me ocurría
"hay que detener la cadena de contagios,
el caldito de papas lleva papa en cubos, chile, cebolla y queso
un caldillo de tomate, ajo y sal"
y entonces como una aparición la voz de papá frente a mi reja
"hija, sal" y me asomo en la ventana
era él, no tenía idea de cómo ni por qué pero era él
me visto rápido, salgo apresurada, avergonzada
(él nunca supo que yo dormía junto a una mujer
o tal vez siempre supo, no lo sé)
traía en el rostro una sonrisa enorme como siempre
y entre sus manos amorosas un queso oreado
envuelto cuidadosamente en papel
justo lo que necesitaba
justo lo que me hacía falta
sentir su amor, sentir su mirada sobre mí
sentir que me quería aunque no me entendiera
sentir que como él decía, yo era su única estrella
justo lo que necesitaba
un quesito oreado
mi papá ahí, inesperado
Esa tarde hice el mejor caldo de papas del mundo
mi papá tiene veintisiete días que partió de este plano
que cruzó el ancho río
que decidió ser libre para siempre