Para Lluvia
Las señoras
que se gustan
Se empeñan
en gustarse
Más allá de
los miles de kilómetros
Que se dice
que las separan,
Se envían
libretas, libros, cartitas
Las señoras
siempre ven la manera
De amarse
sin pudor,
De volar a
sus treinta, sus cuarenta o cincuenta y tantos
Las señoras
que se aman
Ahorran por
meses
Y toman
aviones, autobuses,
Taxis,
colectivos para reencontrarse
Con ella,
con ellas mismas
Y cuando
sus familias, sus amigas les preguntan
¿no te da
vergüenza?
O un
cauteloso ¿crees que vale la pena a estas alturas?
Las señoras
que se gustan
Que se aman
Que se
saborean
Clavan sus
ojos hacia dentro,
Evocan todas
las veces
Evocan todas
las voces
Todas las
mares,
Un dedito
anhelante por aquí
Una pierna
danzando por acá,
Un tomarse
las manos al cruzar la calle
Un despertar suavecito
suabesitos
Y se ríen
bajito o fuerte
Cada una a
su manera
¿vergüenza de
qué? –responden
¿cuál pena?
Si no hay
gozo más hondo, más tierno, más honesto, generoso, más complejo, más cálido y oscuro
Si no hay
misterio más gozoso
Que amar y
ser amada
Por una
igual
Una mujer
Una semejante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario